Encomienda en el Reino (Nehemías) - Guía de estudio

En el primer año de su gobierno, setenta años después de la profecía de Jeremías, Ciro, rey de Persia, promulgó un decreto por toda la tierra permitiendo que los hebreos regresaran a Jerusalén y reconstruyeran el templo. Zorobabel dirigió a un grupo de 42,360 personas por casi ochocientas millas de regreso a Jerusalén para esta tarea.

Décadas más tarde, Esdras, el sacerdote, dirigió a un remanente de regreso a Jerusalén para llamar a una reconciliación con Dios. Trece años después, Nehemías dirigió a un tercer equipo para reconstruir los muros. Jerusalén continuaba en ruinas, los muros y las puertas de la ciudad permanecían como cuando los ejércitos del Rey Nabucodonosor de Babilonia destruyeron la ciudad.

Nehemías era un candidato poco probable. Era el copero del rey Artajerjes, y vivía en Susa, la capital persa. Ocupaba un lugar de prestigio e influencia al servir al rey. ¿Por qué poner en peligro la seguridad de su posición para emprender una tarea una arriesgada y peligrosa? El hecho es que Nehemías nunca olvidó a Jerusalén ni al Dios de Israel.

Nehemías es un libro histórico que incluye lecciones en cuanto al liderazgo y la dependencia de la oración. Él fue quien persiguió de manera incansable la voluntad de Dios. Su improbable trayectoria incluyó ser copero, reconstructor de muros y por último gobernador del pueblo.

El apóstol Pablo escribió: “No es que ya lo haya conseguido todo o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí” (Filipenses 3:12). En Encomienda en el Reino, recordamos que así como Dios tenía un plan para la vida de Nehemías, también tiene uno para nosotros. ¡Que nuestras vidas estén dedicadas a La búsqueda incesante de la obediencia!